Berlin,
1903-Alemania Occidental, 1980
A LOS SORDOS OÍDOS DE LAS GENERACIONES
Era
un país con cien fuentes.
Llevad
agua para dos semanas.
El
camino está vacío, el árbol quemado.
La
desolación absorbe el aliento.
La
voz se convierte en arena
y
se arremolina alta y sostiene el cielo
con
una columna que se desmorona.
Después
de mucha distancia otro río muerto.
Los
días vagan por el junco
y
arrancan lana de los cirios negros.
Y
una piel de verdín tapona
el
agujero del agua,
como
podrida moneda de cobre allá en el cieno.
Piensa
en la lámpara
de
la tienda bordada en oro del joven Africanus:
no
permitió que su aceite siguiera ardiendo,
pues
el fuego arreciaba lo suficiente
para
alumbrar las diecisiete noches.
*
Polibio
cuenta acerca de las lágrimas
que
Escipión ocultó en el humo de la ciudad.
Después
cortó el arado
por
entre ceniza, hueso y escoria.
Y
quien lo escribió, pasó el lamento
a
los sordos oídos de las generaciones.
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