ALEJANDRO CARRIÓN

Loja-Ecuador, 1915-Quito, 1992

POEMAS DE UN PORTERO

A la noche
se le han regado las estrellas
sobre el campo.

Tu nombre
es un caramelo
que se deshace
golosamente en mi boca

La fruta madura
sabe reír como los niños
a orillas del agua

Los ferrocarriles:
esclavos que aúllan
por una libertad imposible
sobre las paralelas
desesperantes y finitas

Esta carretera 
se ha bebido
los faros de los autos
disueltos en sus charcos

Se te va a caer
la fresa partida que tienes en la boca.

Tu voz tiene el sabor
de frutas en el almíbar

La luna
no ha ido a la iglesia esta cuaresma

El sol se ha vuelto loco:
mira como derrama tanto maíz dorado sobre el río

No sé qué quiere de mí ese álamo
que desde hace una hora se dobla, llamándome

¿Cómo resistirá el poste de telégrafo
esa gritería de todos los instantes?

Cuando tenga un automóvil
miraré a los padres de familia
por encima del hombro

Desde que soy portero
me he sentido poeta
percibiendo el dolor de las máquinas de escribir
al no poderme autografiar sus suspiros

Y ahora:
préndete a mi brazo
para que vayas por la vida
como los tranvías:
que el abrazo definitivo del trolley
anude nuestras vidas
para que el sol
-que sin duda se lava la cara
todas las mañanas en el mar-
pueda dorarnos las sombras.

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