JEAN-PAUL DE DADELSEN


Strasbourg (Francia) 1913, entonces ciudad de Alemania -Zurich, 1957



BACH EN OTOÑO


I

Esta tarde los judíos, bajo los tilos, cerca de las murallas, teniendo cuidado
De no superar la legua sabática, pasean sus sombreros negros. 
¡Hermanos de Elías y de Naboth, la paz sea con vosotros!
Último de los días antiguos, el sábado se estira al sol que se aleja. 
Es el día en que la tierra, incluso bajo el rastrillo del otoño, se acuerda
De haber llevado, dentro de su vientre saturado de azúcares fúnebres,
El Cuerpo del Hijo del Hombre.

En la iglesia, con mucha agua, las mujeres frotan las baldosas. Enseguida
Volverán para barrer delante de sus puertas y llenarán de aceite
La lámpara del séptimo día. 
Hemos nacido para llevar el tiempo, no para sustraernos a él,
Como un jornalero que no deja la viña hasta la caída de la tarde. 
Pero en el umbral de la última tarde de nuestra semana, es dulce escuchar
Al domingo en marcha bajo el horizonte.

Sólo el nogal sigue madurando sus frutos tardíos, parecidos a nuestros cerebros. 
El viento que entre la hierba y sobre las aguas siembra su ganancia de hojas
Pronto nos abrirá el espacio aún velado.
En la ventana de sus nidos caducos, la golondrina en tumulto
Grita hacia su otro país. ¡Bienvenidos,
Tarde de nuestra jornada, sábado de nuestra vida, estación de manos abiertas!
Señor, estoy contento.

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