VÍCTOR CASARTELLI

Puerto Pinasco-Paraguay, 1943

CERTEZA

Saber, sé. Sé que este otoño
que levanta su torre de agónica soberbia
sobre las foscas ruinas del verano
sucumbirá mañana en la catástrofe
del invierno irrevocable. Así, tan sólo un soplo antes,
ardió la primavera en la hoguera del estío

En vano el hombre intenta detener
ayeres que continuos le suceden. Desde el soplo de luz
que le alienta a emerger de la tiniebla
de donde viene, en ese mismo viento
ondeando como un gallardete, llega
Pero apenas una hora
y, avanzando en el círculo perfecto en que gravita,
pasa hollando su sombra que entonces ya declina
y sigue raudo hacia el despeñadero
para hundirse en la misma oscuridad
de la inmortal materia de donde procediera

Sólo su amor perdura
Y la misericordia,
que alguna vez acaso una lápida cincele
en la esquiva piedad de la memoria

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