JOSE MANUEL ARANGO


El Carmen de Viboral- Colombia, 1937, Medellín, 2002.


HOLDERLIN

Quizá la locura
es el castigo

para el que viola un recinto secreto

y mira los ojos de un animal
terrible

ESCRITURA

la noche, como animal
dejó su vaho en mi ventana

por entre las agujas del frío
miro los árboles

y en el empañado cristal
con el índice, escribo
esta efímera palabra

UNA SEÑAL
Para Juan José Hoyos

Una señal una flecha tosca un pedazo de tabla clavada en un palo
se encuentra al borde de la carretera veredal que se anuda al riñón de la montaña

Antes indicaba el camino
Ahora —torcida— apunta al desfiladero

Yo que voy a pie que no tengo prisa
Debo acaso detenerme y enderezarla
Es asunto mío será útil a alguno
Tal vez

XXII

la casa que reduce la noche a límites
y la hace llevadera
cuando el ruido de una bestia en el sueño
o las palabras que sin sentido
despiertan con todo ese extraño temor
surgen como restos de una oscura lengua
que desvela el origen y la amenaza

el techo que cubría un fuego manso
arderá

y entonces nada habrá seguro
y será necesario de nuevo cavar
hacer

CANTIGA DE ENAMORADOS

O como dos que hablan después del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando
y hablan de silencio en silencio
y la voz es sosegada
después del amor
y ya sin premura

y entonces ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma
y él ve su risa rápida
y tranquila
su risa
y el temblor de sus pechos


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