Japón, 1867 - 1916
Los hombres mueren
y las grúas nacen.
Translúcidas y heladas
Bajo el velo de luna
¡Sombra de flor!
¡Sombra de mujer!
Cae lánguidamente
en el césped
la humedad del calor.
Cuando la lámpara se apaga
las primeras estrellas
entran por la ventana.
En este mundo que balancea.
¡Hágase gran maestro
y usted dormirá la siesta!
Golpeado
El pez de madera
Espanta los mosquitos al medio día (*)
(*) Se trata del gong inmóvil del templo, en el que a la sombra es guarida de mosquitos.
Las piedras del fondo
Parecen mover
El agua clara
Sobre el ataúd
lanzar crisantemos.
Nada más (*)
(*) Soseki saluda la muerte de su amigo Masaoka Shiki (1867-1902)
Reverencias y sonrisitas.
Del moño
resbala un granizo
El frío y más frío.
El agua azula
Y el cielo se estrecha
La piel y los huesos.
¡La borrasca arrastraría
mi cuerpo enfermo!
Guardián de la noche.
Escucho
el continuo lamento de la lluvia
Por aquellos que partieron
Por aquellos que se quedaron
Las ocas salvajes retornan
Sin saber porqué
Amo este mundo
Donde venimos a morir
El gato en celo
ha adelgazado tanto
es solo ojos
Arroyo primaveral
que fluye
abrazando la roca
Con una mano
no bato palmas, pesco
un pez en el reflujo
Volviendo a ver las cosas
al subir y bajar como antes
el monte de otoño es nuevo
Ahora me atrevería
a entrar en la cueva del tigre
esta mañana de intensa nevada
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